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  • Me recuerdan que, por mucho que lo intentes, nunca puedes tener más de doce años con tus padres. Los padres intentan seriamente no enardecer, pero sus comentarios carecen de escala y tienen un enfoque extraño. Hablar de tu vida privada con los padres es como mirar equivocadamente un grano en el espejo retrovisor de un coche y convencerse, a falta de contraste o contexto, de que has desarrollado una combinación de sarpullido por calor y cáncer de piel.