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  • Cuando ves a un condenado camino de la horca, te compadeces de él. Si pudieras hacer algo para liberarlo, lo harías. Pues bien, hermanos y hermanas, cuando veo a una persona en pecado mortal, veo a alguien que se acerca a cada paso a la horca del infierno. Y viéndole en este infeliz estado, se me ocurre el modo de librarle: que se convierta a Dios, pida perdón a Dios y haga una buena confesión. Ay de mí si no lo hace.