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  • El primer deber de un cristiano es para con Dios. De ello se deduce, como una cuestión de rutina, que es su deber llevar su código cristiano a las urnas y votarlas... Si los cristianos votaran su deber hacia Dios en las urnas, ganarían todas las elecciones, y lo harían con facilidad... se produciría una revolución moral que sería incalculablemente benéfica. Salvaría al país.