Autores:
  • Los deberes son nuestros; los acontecimientos son de Dios. Esto quita una carga infinita de los hombros de una criatura miserable, tentada y moribunda. Sólo por esta consideración puede reclinar con seguridad la cabeza y cerrar los ojos.

    Richard Cecil (1825). “The works of the Rev. Richard Cecil ... with a memoir of his life: Arranged and rev., with a view of the author's character”, p.262