Autores:
  • Bismarck había enseñado astutamente a los partidos a no aspirar a un atractivo nacional, sino a representar intereses. Bajo la República siguieron siendo grupos de presión de clase o sectoriales. Esto fue fatal, ya que hizo que el sistema de partidos, y con él el parlamentarismo democrático, pareciera un factor de división más que de unificación. Y lo que es peor: los partidos nunca produjeron un líder que apelara más allá de los estrechos límites de sus propios seguidores.