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  • Pero son las tareas cotidianas, los actos diarios de amor y adoración los que sirven para recordarnos que la religión no es estrictamente una búsqueda intelectual, y en estos días es fácil perderlo de vista ya que, como nuestra propia sociedad, las iglesias están cada vez más politizadas y polarizadas. La fe cristiana es una forma de vida, no una fortaleza inexpugnable hecha de ideas; no una filosofía; no una lista de creencias.