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Hay que aceptar el hecho de que sólo tenemos un compañero en este mundo, un compañero que nos acompaña desde la cuna hasta la tumba: nuestro propio yo. Entabla buenas relaciones con ese compañero, aprende a vivir contigo mismo.
Hay que aceptar el hecho de que sólo tenemos un compañero en este mundo, un compañero que nos acompaña desde la cuna hasta la tumba: nuestro propio yo. Entabla buenas relaciones con ese compañero, aprende a vivir contigo mismo.