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Mientras observo al insecto que se arrastra entre las agujas de pino en el suelo del bosque y se esfuerza por ocultarse de mi vista, y me pregunto por qué abriga esos humildes pensamientos y esconde su cabeza de mí, que podría, tal vez, ser su benefactor e impartir a su raza alguna información alentadora, me acuerdo del mayor Benefactor e Inteligencia que está sobre mí, el insecto humano.