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  • Ahora son los días, de la oración más humilde,
    cuando las conciencias se desnudan ante Dios,
    y la misericordia se deleita en perdonar.
    Oh, escucha cuando clamamos.
    Ahora es la estación, sabiamente larga,
    de pensamientos más tristes y canciones más graves,
    Cuando las almas enfermas crecen sanas y fuertes.
    Oh, escucha cuando lloramos.
    ¡La fiesta de la penitencia! Oh tan brillante,
    con la luz celestial de la verdadera conversión,
    ¡Como el amanecer después de una noche tormentosa!
    Oh, escucha cuando lloramos.
    Oh tiempo feliz de lágrimas benditas,
    de esperanzas más seguras, de temores escarmentados,
    Deshaciendo todos nuestros malos años.
    Oh, escucha cuando lloramos.
    Castíguenos con tu temor;
    Pero, Padre, en la multitud
    de tu compasión, ¡escucha!