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La única prudencia en la vida es la concentración; el único mal es la disipación: y no importa si nuestras disipaciones son groseras o finas; la propiedad y sus preocupaciones, los amigos y un hábito social, o la política, o la música, o la fiesta. Es bueno todo lo que nos quita un juguete y un engaño más, y nos lleva a casa para añadir un golpe de trabajo fiel.