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  • Simplemente seguí las instrucciones (de mi maestro), que consistían en concentrar la mente en el ser puro "yo soy" y permanecer en él. Solía sentarme durante horas, sin nada más que el "yo soy" en mi mente y pronto la paz y la alegría y un profundo amor que todo lo abarca se convirtieron en mi estado normal. En él todo desaparecía: yo mismo, mi Gurú, la vida que llevaba, el mundo que me rodeaba. Sólo quedaba la paz y un silencio insondable.