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Adiós a la tropa emplumada, y a las grandes guerras
¡Que hacen de la ambición virtud! ¡Adiós!
Adiós al relincho del corcel y a la estridente trompeta,
el tambor que agita el espíritu, el pífano que punza los oídos,
El estandarte real, y toda la calidad,
el orgullo, la pompa y las circunstancias de una guerra gloriosa.