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  • me parece que las abuelas ocupan un lugar muy especial en el afecto de los niños pequeños. Al no estar obligadas, como los padres, a proporcionar alimento, cobijo, protección, consejo y disciplina, día tras día, pueden permitirse ser mucho más indulgentes. El regalo inesperado, la salida extra, el pequeño capricho de una comida favorita preparada especialmente para deleitar al niño y, sobre todo, el tiempo para escuchar los desahogos juveniles, todo ello convierte a la abuela en una aliada querida. No es de extrañar que el vínculo entre abuela y nieto sea a menudo más fuerte que entre padre e hijo.