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  • Un versículo de la Escritura por la mañana, puede convertirse en una bendición para todo el día. Puede cantar en el corazón como una dulce canción, desde la mañana hasta la noche. Puede convertirse en una liturgia de oración en la que el alma exprese sus necesidades y hambres más profundas, en medio de fatigas, luchas y preocupaciones. Puede ser una guía a través de enredos desconcertantes, la voz de Dios que susurra alegría, un consolador que respira paz en el dolor.