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  • La complacencia, aunque en sí misma apenas se cuenta entre las virtudes morales, es lo que da lustre a todos los talentos que un hombre pueda poseer. El consejo de Plato a un escritor sin pulir era que debía sacrificarse a las gracias. Del mismo modo, yo aconsejaría a todo hombre culto, que no quiera aparecer en el mundo como un simple erudito o filósofo, que se haga a sí mismo maestro de la virtud social que he mencionado aquí.

    Sir Richard Steele, Joseph Addison (1829). “The Tatler and the Guardian: Complete in One Volume, with Notes, and a General Index”