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  • Intentar viajar con los ojos del espíritu bien abiertos y sin demasiada información objetiva. Sintonizar, sin reverencia, ociosamente... pero con verdadera atención interior. Hay que dejarse llevar por la sensación, esa misteriosa sensación de compenetración, de identidad con la tierra. Se puede extraer la esencia de un lugar una vez que se sabe cómo. Si te quedas quieto como una aguja, estarás allí.