-
Las distinciones agradables son problemáticas. Es mucho más fácil decir que una cosa es negra que discriminar el tono concreto de marrón, azul o verde al que realmente pertenece. Es mucho más fácil decidir que tu vecino no sirve para nada, que entrar en todas las circunstancias que te obligarían a modificar esa opinión.