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Tengo la costumbre de reservar un tiempo cada noche para sacar mi tejido y trabajar tranquilamente en él, felizmente relajada. Considero que la intarsia, o Fair Isle con tres o más colores seguidos, no prepara a nadie para el sueño, y maldecir en voz alta mientras se teje por el salón es lo más alejado que se puede estar de la tranquilidad.