Autores:
  • No hay que considerar una lengua como un producto muerto y formado una sola vez; es un ser animado y siempre creativo. El pensamiento humano se elabora a sí mismo con el progreso de la inteligencia; y de este pensamiento el lenguaje es una manifestación. Por tanto, una lengua no puede permanecer inmóvil; camina, se desarrolla, crece, se fortalece, envejece y llega a la decrepitud.