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  • Cuando viajo, suelo llevar un cuaderno: cuando estoy en casa, en mi escritorio, el cuaderno sirve sobre todo para recordarme lo poco que vi en su momento, o más bien cómo me fijaba en las cosas equivocadas. Pero las notas estimulan los recuerdos, y es en los recuerdos en los que confío. La mancha de vino en la página puede decirme más que las palabras que contiene, que normalmente me parecen irremediablemente inadecuadas.