-
No podemos saber si amamos a Dios, aunque haya razones poderosas para pensar así; pero no puede haber duda acerca de si amamos o no a nuestro prójimo. Estad seguros de que, en la medida en que avancéis en la caridad fraterna, aumentaréis vuestro amor a Dios, pues Su Majestad siente por nosotros un afecto tan tierno que no dudo de que corresponderá a nuestro amor por los demás aumentando, y de mil maneras diferentes, el que nosotros sentimos por Él.