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  • Recuerdo cuando conseguí el papel en Los caballeros las prefieren rubias. Jane Russell era la morena y yo la rubia. A ella le dieron 200.000 dólares y a mí 500 a la semana, pero eso para mí era considerable. Ella, por cierto, fue maravillosa conmigo. Lo único era que no podía conseguir un camerino. Finalmente, llegué a este tipo de nivel y dije: "¡Miren, después de todo, yo soy la rubia, y es Los caballeros las prefieren rubias!". Porque aún así siempre me decían: "Recuerda, no eres una estrella". Dije: "Bueno, sea lo que sea, ¡soy la rubia!