La autoestima positiva funciona, en efecto, como el sistema inmunitario de la conciencia, proporcionando resistencia, fuerza y capacidad de regeneración. Cuando la autoestima es baja, disminuye nuestra resistencia ante las adversidades de la vida. Nos desmoronamos ante vicisitudes que un sentido más sano de nosotros mismos podría vencer. Tendemos a dejarnos influir más por el deseo de evitar el dolor que por el de experimentar la alegría. Lo negativo tiene más poder sobre nosotros que lo positivo.