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  • La naturaleza alcanza la perfección, pero el hombre nunca. Hay una hormiga perfecta, una abeja perfecta, pero el hombre está perpetuamente inacabado. Es a la vez un animal inacabado y un hombre inacabado. Esta inacababilidad incurable es lo que diferencia al hombre de los demás seres vivos. En su intento de acabarse a sí mismo, el hombre se convierte en creador. Además, la inacababilidad incurable mantiene al hombre perpetuamente inmaduro, perpetuamente capaz de aprender y crecer.

    Eric Hoffer (1982). "Entre el diablo y el dragón: Los mejores ensayos y aforismos de Eric Hoffer", HarperCollins Publishers