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  • Los expertos en tiro con arco sólo tensan su arco cuando se disponen a utilizarlo; cuando no lo necesitan, lo dejan sin tensar, pues de lo contrario quedaría inservible cuando llegara el momento de utilizarlo. Lo mismo ocurre con el hombre. Si se dedicara incesantemente a una aburrida ronda de negocios, sin romper la monotonía con alegres diversiones, caería imperceptiblemente en la idiotez, o sería golpeado por la parálisis...